martes, 1 de abril de 2008

EL DESTINO

Siguiendo esa filosofía de vida, me hago cargo de mis decisiones y las asumo aunque me duelan a veces. Y eso me ayuda a aceptar lo que me pasa, cuando extraño o cuando me imagino otros hijos, que a lo mejor no voy a tener. No puedo culpar a nadie de mis tristezas, yo elegí siempre y eso también me ha llevado a seguir esa vocación tan fuerte que tengo, me ha permitido encontrar a mi mitad y esperar a mi Santi.
Porque todo en mi vida ha tenido siempre un sentido, sigue una línea que a veces no entiendo, pero que se revela con el tiempo. Y además he tenido demasiada suerte, tengo unos padres y una familia increíbles, nunca me ha faltado nada y lo que he buscado lo he conseguido.
Todo esto me hacía pensar que el resto de las personas también eran responsables de sus decisiones, que uno no se podía quejar porque siempre elige. Hasta que miré alrededor mío y me di cuenta de mi estupidez, uno elige a partir de lo que recibe y en general la mayoría parte con desventaja. Y no estoy hablando acá solamente de las diferencias sociales que me duelen tanto, sino de las ausencias afectivas, de accidentes que te dan vuelta todo y te dejan sin rumbo. Como yo nunca tuve obstáculos, me sentía valiente y ahora me doy cuenta de que lo que importa realmente es lo que hacés con lo poco que recibís.
En general, mis miradas parecen inflexibles pero por suerte me doy cuenta y cambio de opinión. Ahora pienso que la vida puede ser dura a veces, pero como conmigo no lo ha sido, tengo más responsabilidad que los demás. No por ello me voy a resignar a la infelicidad.

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