CONTANDO

Ahora si estoy más tranquila para poder contar. El tema es que el congreso al que iba era importante para mi, no tanto por las ponencias, sino porque tenía que ver a un profesor que asistía y, que como vive en Suiza, era mi oportunidad para hablar con él. Pero para eso, me tenía que preparar, porque cada vez que lo veo, es como si me tomara examen. Así que apenas se fueron mis padres, me puse de cabeza a leer algunos artículos que me faltaban.
El congreso era sobre apócrifos del Nuevo Testamento, que serían los evangelios y textos que quedaron afuera del Nuevo Testamento. La cuestión es que yo trabajo sobre otro tema, los apócrifos del Antiguo Testamento, es decir los textos que quedaron afuera del Antiguo Testamento. Volviendo a simplificar, son unos manuscritos que encontraron a orillas del Mar Muerto, que están en arameo y hebreo, y otros textos judíos que circulaban en la época de Cristo. Por lo tanto, me interesaba el tema del congreso pero no es exactamente lo mío.
Pero lo más increíble es el lugar donde se realiza el congreso, en Dole, un pueblito en el límite entre Francia y Suiza. Los paisajes son increíbles, y para mí, es un placer estar en esas reuniones, donde todos son iguales, aunque vengan de Harvard, Cambridge y sean capos.
Obvio que me costó un buen llanto y abrazar durante una hora al despedirme del Santi, pero lo disfruté y aproveché al máximo. Y hoy el pobre Santi no entiende que le pasa a la madre, que no lo deja solo ni un minuto.