LO POSITIVO

Hay veces que releo lo que escribo y me siento muy quejosa e ingrata. Porque me gana la nostalgia y no cuento lo positivo de estar acá. Así que decidí hacer una pequeña lista:

. Tengo una amiga libanesa, que me da la sensación de familia cuando la necesito. Que me regala un cumpleaños sorpresa, me aconseja como hermana mayor y me abre su mundo de especias y charlas de domingo.

. Unos amigos franceses que me organizan viajes, cumpliendo deseos que yo expresé al pasar. Mimos inesperados, foie gras casero de sus tierras con un buen Monbazillac, charlas de política e ideas compartidas.

. Una médica que sin conocerla te invita a comer con su familia, asistentes sociales que te gustaría tener como amigos, un profesor querido que nos invita a sus cenas en el patio y juega con el Santi. Toda gente de Saint-Ouen, esa pequeña utopía, que me confirma que existen esos lugares, aunque no siempre sean paraísos.

. Poder maravillarme con el “savoir faire” de la cocina francesa, el placer de disfrutar sólo con los ojos y anticipar el sabor.

. Poder aprender de su cultura, de sus experiencias políticas, sus artistas, de su diplomacia en el discurso. Entrar en las bibliotecas, asistir a clases increíbles, y sentarme con mis profesores en un café.

. El acceso a la información en los documentales, ese dedo en la llaga constante que me angustia pero me muestra la sensibilidad francesa y me hace parte de su responsabilidad frente a los otros.

. Salir de vacaciones, con sólo tomar el metro, y caminar por lugares que voy a extrañar después porque ya los siento como propios.

Y es una lista resumida.