LOS CORRUPTOS Y LOS HONESTOS

Yo pienso a veces que hay dos tipos de corruptos, los intranquilos y los tranquilos.
Los intranquilos sueñan con que son honestos, tratan de convencerse de que las coimas que cobran se las merecían, que si ellos no las cobraban, otro lo iba a hacer y que ellos son el menor de los males. Y miran con envidia a los honestos, que los miran a su vez con desprecio.
Los tranquilos no quieren ser honestos, lo único que les interesa es seguir ganando cada vez más. Y aunque a veces traten de comprar un poco de honor, eso no les impide dormir. Tampoco miran hacia delante, no piensan en que sus hijos van a tener que cambiarse de apellido, creen que la plata les va a alcanzar para todo.
Si bien los primeros me dan pena, mientras que los segundos me generan bronca, no creo que puedan entender ni un segundo lo que vive un honesto.
Porque el honesto es el que más sufre la injusticia, porque trata de entender la corrupción y no puede. Y lo peor de todo, es que casi no puede dormir a la noche pensando en que debería haber hecho mejor las cosas, conciente de sus errores humanos. No se da cuenta de lo valiosa que es su herencia, porque esa intranquilidad tiene mucho precio, aunque sólo se vea con el tiempo.
Me gustaría que el honesto pueda dormir un poco mejor después de los homenajes a Alfonsin, como un vistazo de ese tiempo, y que le pase un poco de su intranquilidad al corrupto.

A mi papá