No hay dolor que no cure la Ile de Saint Louis. Eso pensaba ayer cuando la atravesaba para ir a clases. Y también me acordé de la primera vez que conocí la Charlotte de l’Ile, esa chocolatería de cuentos. Me trajo mi papá y me dijo: Acá la tenés que traer a tu mamá cuando venga a Paris. Y tenía razón, porque yo creo que es un lugar hecho para mi mamá, con sus libros de teatro, los tés de mil países y esas tortas de abuela.
Un tiempo después me pasó lo mismo con mi mamá. Ella vino sola a visitarme y paseando por las galerías de anticuarios de Saint Ouen, me dijo: Cuando venga tu papá lo tenés que traer acá.
Todavía me impresiona ese sentimiento que los une, después de tantos años juntos, que hace que descubran lugares pensando en el otro, y que sepan exactamente qué hace feliz al otro. Me emociona pensar que cuando vengan juntos, dentro de un mes, van a poder llevarse mutuamente a esos lugares.
7 comentarios:
Malen:
me encantó, sos afortunada, y tus padrés también.
Mi amor te contesto por ayer y por hoy ......
Lo de tus viejos es eterno aunque a veces peleen.
Y lo de la "angustia social" prometo no poner documentales por un tiempo
dos horas esta bien??
te amo justamente por eseo
io
Qué geniales. El amor exissste! Ojalá la pasen bárbaro.
estas pequeñas historias emocionan, eso es amor!
Flor: Qué lindo que te haya encantado! La verdad es que si, es raro ver eso y a veces uno se olvida. Besos
CUORE: Si, aunque se peleen mucho, me gusta ver como se quieren. Si!!! Por favor, no mas documentales por un tiempo!!!! Yo también te amo por eso.
Venusina: Si!!! El amor existe!!! A veces esta bueno saberlo, no? Gracias y un besote
Pochita: Gracias por emocionarte con mi historia!! Besote
Pero como me estuve perdiendo este blog?!
Tolenti: Tu frase viene a mi coleccion de las cosas mas lindas que me han dicho sobre este blog. Me emocionaste!!! Besos
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